Solos en casa. Diario de un confinamiento en familia. Marzo, abril y mayo de 2020.
Día 1, viernes 13 de marzo de 2020
Anulo una cena.
Me anulan 3 conciertos (más, van 9 de momento).
Veo al presidente sobrecogido (yo).
Casi compro un chándal (para mí).
Inés y Claudia comienzan su nuevo horario con entusiasmo.
En general, poco ambiente.
Mañana salgo a correr.
Día 2, sábado
Mantengo la disciplina de estudio (uf).
Perfecciono el manejo de iPad (fines musicales).
Llegan unas mancuernas (¿las había pedido?).
Veo al presidente sobrecogido (otra vez).
Soco no tiene que volver al colegio (bien).
22:01 interrumpimos la cena y aplaudimos.
Día 3, domingo
Nos obligamos a dejar el pijama (domingo, cuesta).
Comienzo a leer “Traición” de Walter Mosley.
Inés devora el primero de Harry Potter.
Cambio una cuerda y un plectro del clave, tarea que odio.
Vemos “Un monstruo viene a verme”. Soco moquea que da gusto.
Día 4, lunes
Insomnio. Me duermo tardísimo. Veo “La trinchera infinita” (¿en qué idioma hablan?).
Salgo a comprar cuatro cosas. Paisanas refunfuñando todo el rato.
Parece que aguanta el Mib que cambié ayer.
Grabo tonterías con las crías.
Echo garbanzos a remojo.
Estoy triste.
Día 5, martes
Me levanto de mejor ánimo. Contesto correos (interminables) y estudio.
Por fin tengo tiempo para darle forma a “Barrocu”.
Estudio piano y violín con las crías.
Los garbanzos están de muerte. Comemos platos de refugio de montaña.
Vemos “El Príncipe de Zamunda” todos juntos.
Día 6, miércoles
Pasa (extrañamente) rápido.
Deberes, solfeo, recoger, jugar, gimnasia, recoger, violín y melódica, violín y clave, recoger.
Abrimos buen vino. Cortamos ibérico. Se nos olvida brindar.
Pensamos en la libertad y en lo que haremos. Terraza, cerveza.
Recoger.
Día 7, jueves
Salgo a comprar. Sama está desierta, de resaca.
Sigue la disciplina de estudio y la del deporte. Lo de recoger y ordenar para más adelante.
Salimos a aplaudir, como todos los días. Cada vez somos más y Soco sigue dando ánimos a voces y preguntando qué tal están los de enfrente.
Día 8, viernes
Me tiro la mañana estudiando y grabando el acompañamiento de 2 piezas a 2 colegas amigos.
Una de ellas la mido mal (no sé por qué) y hago el ridículo.
Abro una botella de brut que había en la nevera. Por nada en especial.
Les hago una gymkana a las peques
Día 9, sábado
Me levanto a las 11:40.
Me afeito con navaja, una técnica que ya domino, y no hay sangre de por medio.
Hacemos galletas. La cocina queda hecha un cristo.
11 conciertos suspendidos por el momento. Solo 3 han manifestado voluntad de solución. De momento.
Día 10, domingo
Me paso el día al teléfono, madre mía. Hablando con colegas y analizando qué hacer y cómo.
Se me olvida dormir la siesta. Igual el levantarse a las 11:50 tiene algo que ver.
Inés estuvo triste por la mañana. La pillé un par de veces mirando por la ventana. Ausente.
Día 11, lunes
Otra vez que se me va el día. Parezco del género bobo. Al final, van a ser pocos días confinado en casa.
Hay energía de lunes en casa y el día pasa entre deberes de mates, soci, cuentas, saltos de cuarta y arpeggios en el violín.
Soco pone “Resistiré” a todo meter por la ventana a las 8pm.
Día 12, martes
Vaya mierda de día. Con perdón.
Hasta las lentejas me quedaron secas. Secas como aglomerado hidrófugo.
Las crías han tenido su primera clase a distancia, de ballet, y les sirvió de mucho ánimo y entretenimiento.
Por mi parte, creo que lo único provechoso que he hecho ha sido aplaudir.
Día 13, miércoles
Ayer me enfadé con las peques y hoy están como la seda. Me cuesta horrores no sonreír pero aguanto en mi papel. Poco. No paso del mediodía.
Se acaban las galletas que hicimos el viernes. Comí un montón a hurtadillas.
El sol pega en las ventanas.
Abrimos un vino.
Día 14, jueves
Me rapo la cabeza. Ya. No sé. Me arrepiento a los 2 minutos. Me viene a la cabeza “Alguien voló sobre el nido de cuco”.
Puzzles. Cantamos lecciones raras de solfeo.
Tomamos algo con amigos haciendo un videochat. Presta por la vida.
Nos encanta la sopa y echarle trocitos de pan.
Día 15, viernes
Despierto muy temprano y me levanto. No me acordaba que había cortado el pelo.
Salgo a comprar. Hace sol y presta, la verdad.
Sigo conversando con colegas acerca de la situación y estudiando un montón de posibilidades. De soluciones.
Mañana cocino.
Día 16, sábado
Otra vez que duermo fatal. No me para la cabeza.
Jugamos al baloncesto y construimos un par de barcos y un cohete con cajas de cartón y eso-blanco-que-suelta-como-migas-y-está-dentro-de-la-caja.
Hago costillas. Y galletas con formas que dan miedo.
Siesta XL.
Día 17, domingo
Me levanto tarde o muy tarde. Depende el huso que quieras utilizar.
Penderecki ha fallecido. La Historia es eso que pasa por la ventana.
Escribo una pequeña pieza que me encarga un periódico. Mezclo a Penderecki con lo esencial y la incertidumbre.
Vemos “Hogar”.
Día 18, lunes
Hay energía de lunes. Respetamos y disfrutamos los fines de semana, así que los comienzos son siempre a tope.
Me salen bien les fabines pintes al mediodía.
Soy un jefe indio de Playmobil por la tarde.
Sigo hablando con colegas. Analizando. Buscando.
Día 19, martes
La máquina de andar echa humo. La compra del año. Uso de hámster.
Cada vez veo más lejos la normalidad. No pienso en ello.
Echo de menos un culetín o una caña. Pero tampoco pienso en ello.
Me llena totalmente ver a mis hijas progresar con el violín y el piano.
Día 20, miércoles
Día dedicado a cuentas, liquidación de derechos y otras cuestiones numéricas. Me aburro y se me reinicia el cerebro cada poco.
Hago una salsa de tomate digna de Scorsese.
Siesta amnésica.
Veo un documental de cárceles del mundo. Ya son ganas ¿eh?
Día 21, jueves
Van apareciendo vicios. A ver. De los buenos. Lindt del 90% o café de goteo.
Salgo a comprar y casi me mareo de la emoción. Nublado y orbayando. Da igual.
Arroz a la cubana de escándalo. Está mal que lo diga yo.
Sigo con llamadas aquí y allá. Arreglando.
Día 22, viernes
Siguen las malas noticias profesionales. Intento ponerles buena cara pero es difícil. Conciertos perdidos definitivamente, otros que ni se sabe, uno pospuesto.
Mientras, nadie sale a la palestra a dar la cara. A tranquilizar. A dictar homogeneidad.
Bah.
Día 23, sábado
Me echo tarde y me levanto temprano. Estúpida combinación.
Me impongo un plan de trabajo variado, estimulante y a largo plazo. Para pillarlo con ganas, vamos.
Más playmobils. Maquillaje festivo. Abro una botella de vermú.
Habla el presidente. No me gusta.
Día 24, domingo
Aunque el domingo se vista de pandemia, domingo se queda.
Pienso en los 21 días que quedan. En el verano. En mi abuela. En irme.
En que hay una vecina que necesita una peluquería más que el comer.
Peli, palomitas, juego al Mario, poco más.
Ojalá llueva
Día 25, lunes
Llovió.
La voluntad de no tomar hoy café me dura lo que tardo en llegar a la cocina. Una mente prodigiosa.
Hago un concurso de dibujo con las peques. No gano ni organizándolo yo.
Me propongo hacer fabes un día.
Hablo con amigos y me presta por la vida.
Día 26, martes
De buen humor hasta la comparecencia del Ministro de Cultura.
Hay una confusión, no sé si intencionada, de prioridades y tiempos mezclada con un desconocimiento impropio del cargo que no es ni procedente ni admisible.
Me ha quitado las ganas de todo.
Día 27, miércoles
Me levanto temprano y me siento al ordenador. Vuelco la rabia, la frustración y, sí, la mala hostia también, en 500 palabras. Se publica mañana.
Hago pasta riquísima que las crías engullen. Yo repito.
Llega un pedido de cerveza y hacemos casas con las cajas.
Leemos juntos.
Día 28, jueves
Salgo a comprar. No, espera, eso fue ayer. Hoy me levanto tarde porque me desvelo y me trago UNORTHODOX entera. Están pa encerrar.
Como fresas. Me encantan las fresas.
Tomamos vino, cerveza y chorizo picante. Hablamos del apagón. De la oposición. De series.
Día 29, viernes
Cortarme el pelo de nuevo. Comer 2 perritos. Correr 4 kilómetros. Estudiar. Tomar un par de cervezas. Hablar con colegas del sector. Dar clase a mis hijas. Disponerme a ver, de nuevo, “Tiburón”. Me encanta ver las películas por segunda vez.
Poco más.
Día 30, sábado
Hoy comemos fabes. Qué maravilla pordiós. Después de comer, entre ver “Quo vadis” y siesta elijo lo evidente.
Esclavizo a mis hijas. Que recojan su habitación por lo menos. Que parece aquello Woodstock.
Veo la San Juan de Rattle con los Berliner. ¡Vedlo!
Día 31, domingo
Un mes. Entero. De los gordos. En casa.
No me aguanto ni a mí mismo. Si lo sé, me quedo en la cama con la cabeza apagada.
Leo a Lorca, Tolstói y comienzo a Roth.
A Claudia se le cae un paleto. A punto. Su primer diente.
Fuera llueve. Dentro hay nubes.
Día 32, lunes
Día de nada. Lo más excitante, una cuba del ayuntamiento trabajando en la calle. Nivel.
Pintamos con acuarelas. Minions, flores, un jarrón y Minnie. Jugamos a bolos improvisados y hacemos un circuito tipo American Gladiator.
Sigue la demagogia. No lo soporto.
Día 33, martes
Me levanto por no quedar mal. Tardé tanto en dormirme que no sé si realmente lo hice.
Me entrevistan en la radio. Hablamos del presente cautivo y del preocupante futuro.
Quiero poder sacar a las peques de casa. 1 hora. Algo. Es desesperante.
Quiero ir de monte.
Día 34, miércoles
No sé por dónde empezar.
¿Clases en el verano?, ¿aprobado general?, ¿abuso del personal docente?, ¿que en Alemania proponen cerrar grandes recintos 18 meses?, ¿que ya se empieza a rumorear en el gremio que hasta 2022 nada?, ¿que navegamos sin rumbo claro?
Día 35, jueves
Se anuncian nuevas programaciones. Alguna sin un solo artista español. ¿Cómo llamar a esto?
Me animo porque hablo con colegas y de esta no pasa. No.
Reciclo temas de otras composiciones y hago un arroz rico. No se cae el diente de Claudia. Se lo empujo cada poco.
Día 36, viernes
Corro todos los días en cinta y parece que hasta me estoy aficionando a ello.
Ná, no me lo creo ni yo. Corro casi todos los días y no me aficiono.
Lo que eran sidras y viandas de viernes es ahora videollamada y un vino en casa. Presta también
¿Cuándo podremos salir?
Día 37, sábado
Parece que hay una mínima luz para los niños: 27 de abril. Qué alivio. Qué bien. Que nada se tuerza.
Me vuelvo loco y me como un tarro de Häagen Dazs de vainilla y nueces-de-ya-sabéis-dónde. Cada uno con sus problemas.
Mañana no salgo de la cama. A ver si lo consigo
Día 38, domingo
Me levanto tarde porque duermo fatal. Muy tarde. Vamos, que casi me quedo sin comer.
Vemos Joker, que ya era hora. Me encanta. Me gustaba ya la música y, ahora, con las imágenes, más todavía.
Cantamos desde la ventana “Cumpleaños Feliz” a una vecina. 11 añinos. Prubina.
Día 39, lunes
39 días hemos tardado en hacer pan. Y eso que ya teníamos una panificadora. Pues nada, ahí está revolviendo.
Anoche apenas pude dormir. Me trabaja la cabeza y el cuerpo no sabe qué va a hacer. Revolver, como la panificadora.
Sigo activo con la causa. Que no decaiga.
Día 40, martes
Iba a decir que me jugaba 50 EUR a que el Gobierno rectificaba con lo de los niños pero ya no hace falta. Menos mal. Qué alegria, coño, qué alegría.
Si el domingo oís voces, son las de mis hijas. Seguro.
Mientras, en el frente sigue la lucha exigiendo responsabilidad.
Día 41, miércoles
¿Eres disfrutante?, ¿reidor?, pues hoy es un día aciago ya que se ha ido Marcos. Lutherianos de luto. Lanzadores de risas. Productores de aplausos. Pena inmensa.
Tengo sueño todo el día. No sé si logré despertar del todo.
Pensando en cambiar de trabajo.
En serio.
Día 42, jueves
En mi calle salimos a aplaudir a las 19:58. No sé por qué pero no hay manera de ser puntuales.
¿Os acordáis del diente de Claudia? Pues ahí sigue enganchado.
Trabajo con las peques la autoexigencia y el querer hacer las cosas bien. Casi ná
Mañana no pongo el despertador.
Día 43, viernes
Cuando os desaniméis, pensad en Trump y el desinfectante. O en aquel otro al que se le coló la amante por detrás de un directo.
La realidad anima. A su manera pero anima.
Hoy se hizo bizcocho y un poco de teatro, se comió pescado, se acabaron libros y se bebió vino.
Día 44, sábado
Que a qué hora salimos. Que por dónde. Que no se puede tocar esto y aquello. Vaya nervios. Todo el día planificando. Ilusionados.
Dan lluvia. Cómo no.
Chuletones, alegrías, ensalada y vino rico. Gloria bendita.
La siesta con Tarantino y Hollywood. La BSO sublime siempre.
Día 45, domingo
“Quedan 2 horas y 43 minutos para poder salir, papá”. Así comenzó este domingo. A las 6 y pico de la mañana.
“Vaya silencio”. Pues sí, calles vacías y mucho silencio. Orbayaba, estaba gris, nublado y hacía un poco de frío. Pero vaya cómo prestó el paseo.
Cantamos a voces.
Día 46, lunes
Bien, lunes, bien.
Ahí, con energía. Con tiempo para todo. Garbanzinos para comer y que sobre para sopa, las crías sin refunfuñar y nos arreglan el atasco del fregadero de la cocina.
Casi me da mal. Volvemos al siglo XXI.
Lo de diluviar justo a la hora de salir, en fin.
Día 47, martes
“Chocolatitis”.
Les digo a las crías que tengo chocolatitis por lo del religioso cachín de chocolate después de comer.
Salimos a pasear hasta los confines del kilómetro cuadrado, con sol y patines.
Disfrutando a Sepúlveda, Beethoven, Haydn y Purcell.
Mañana más y mejor.
Día 48, miércoles
Me parece que las fases no se corresponden con la realidad de mi sector. No me veo trabajando en julio o agosto, la verdad. No creo que sea posible respetar unas mínimas medidas de seguridad en un concierto.
Igual es que soy muy escéptico.
Ahí sigue el diente de Claudia.
DÍA 49, jueves
Me preocupa que confundamos razones artísticas de peso y la reclamación legítima de un espacio que nos pertenece con la caridad excepcional de un momento concreto a la hora de contratar a artistas españoles.
Por lo demás, todo bien.
Me encantó “After life”. La 1 y la 2.
Día 50, viernes
Día 50. La cifra marea. Quién nos lo iba a decir. Quién lo sospechaba. Yo no, desde luego.
Mañana salgo a correr. Lo hacía antes y, la verdad, es que lo echo de menos. A ver, no mucho. Un poco. Poquísimo. Bueno, me obligo más que nada.
Viernes de tertulia y vino. Bien.
Día 51, sábado
Salí a correr y me lo pasé en grande, la verdad. Paso de comentar si había gente o no que menuda turra nos dan a todas horas con fotos de paseos marítimos.
Se vislumbra un poco de luz para mi verano profesional y me ha hecho muy feliz ese rayo de esperanza.
Positividad.
Día 52, domingo
Chuletones de ternera de Asturias, cortes de 650 gr.
Pimientos de Fresno de la Vega.
Bodega Habla del Silencio.
Sígueme para más recetas.
Día 53, lunes
Sustituyo en el armario ropa de invierno que no puse por ropa de verano que no sé si pondré.
Me posponen unos conciertos para la temporada que viene. Supongo que sea la mejor solución posible. Pero no es la mejor solución.
Mañana dicen algo de Cultura ¿no? Que sea valioso.
Día 54, martes
Prudencia, sentido crítico y análisis. Porque para orgullo y autocomplacencia ya está el Ministerio de Cultura. Medidas insuficientes y lejos de la altura intelectual y productiva del sector.
Ni rastro de un Plan Maestro de reubicación de conciertos o protocolos en julio.
Día 55, miércoles
Participo en un debate online muy interesante con colegas del sector. Reflexiones de peso y calidad.
Llevo días saliendo a correr a las 8pm. No sé si es mi hora favorita pero me sirve para quemar energía, mala uva, algo de frustración y, quiero pensar, que algo de grasa.
Día 56, jueves
He descubierto una ruta preciosa con las crías. Me despisto con la hora. Se me hace tarde y casi las reviento al volver corriendo a casa. Padre ejemplar.
Se me olvidan las pechugas. Las de pollo. En la carnicería. “Sin problema, chulo, ahora te ponemos otras”.
Y poco más.
Día 57, viernes
El día más soleado hemos ido a buscar un paraguas. Ji ji ja ja pero por la tarde lo tuvimos que utilizar. Ya sabéis, Asturias, días de 4 estaciones.
Piden prudencia, civismo y sentido común. Entendido. ¿Qué pasa con los niños de 0 a 6 años y su incorporación a las aulas?
Día 58, sábado
Sábado de fabes. Y como hay que ganárselas, pues caminata de 10K por el concejo. Temprano, orbayando, a tope de humedad, verde por todos los rincones. Sobredosis de Asturias.
Leo el BOE y me parece que hay instrucciones que son ciencia ficción.
Vemos 1917 y nos encanta.
Día 59, domingo
Me levanto temprano otra vez y salgo a caminar. Esta vez, subo al Santuario del Carbayu. Templo barroco del siglo XVIII y símbolo religioso del concejo de Langreo.
Primera vez que iba caminando. Llovía, como ayer.
Fui a por pasteles que sabían a gloria dominguera. Amén.
Día 60, lunes
Iba a llover pero no llovió. Ya es costumbre de poca gracia para las terrazas asturianas esta indecisión del cielo.
Visita familiar a los güelitos maternos. Distancia física que se convierte en emocional.
¡Ah! Mañana salgo en el correspondiente capítulo del Ministerio del Tiempo.
Día 61, martes
Hemos comprado un balón para darle unos toques en el parque. Por las crías más que nada. Bueno, por mí.
Hoy tengo un encuentro virtual con un grupo de alumnos. Digo muchas cosas pero espero que me hagan caso en una: la música es infinita y hay sitio para todos. Háztelo.
Día 62, miércoles
Me levanto tarde. Fue sin querer.
Ando a remolque todo el día.
Inés cualquier día me parte el violín en la cabeza. Y Claudia me esconde el libro de solfeo preconstitucional que uso con ella. Ah, la música. Amansa a las fieras.
Tarea: mañana tengo que hinchar 2 bicis.
Día 63, jueves
“¡Lucas!”
En el parque jugando a la pelota. Pachanguita entre un par de bancos. Las dos contra mí. Vigilo no caer.
“¡Luuucaaaas!” Una señora dando voces y mirando a la copa de los árboles.
“¡Lucaaaaas a comer!”
¿La merienda del crío? No. Se le había escapado el periquito.